La selección neozelandesa, anfitriona del torneo, se enfrentará el próximo domingo 23 a Francia en la final del Mundial de rugby, tras
superar con autoridad por 20-6 a sus vecinos australianos en la segunda semifinal en el Eden Park de Auckland, el mismo estadio donde una semana atrás
fueron eliminados Los Pumas.
El sábado, Francia había superado 9-8 a Gales y la final contará por lo tanto con
los mismos protagonistas que en la primera edición del torneo,
la única donde se han coronado los All Blacks, que en aquella ocasión superaron a los Bleus por 29-9, el 20 de junio de 1987.
Para acceder al último partido de ‘su’ Mundial-2011, los neozelandeses ejercieron una presión constante y asfixiante sobre los Wallabies, especialmente sobre su apertura Quade Cooper, cuyas imprecisiones hicieron rugir a los 60.000 hinchas congregados en el Eden Park.
“Es algo genial. Sabíamos que tendríamos que luchar 80 minutos, ha sido un partido con mucha intensidad. Todos los jugadores han estado a su mejor nivel. Es lo que hace falta en las rondas finales”, celebró el capitán Richie McCaw, que también brilló, a pesar de arrastrar dolor en un pie.
Hipermotivados y dominadores en todos los aspectos, los locales pudieron aprovechar su velocidad, guiados por el apertura Aaron Cruden, el wing Cory Jane y el fullback Israel Dagg, todos ellos muy acertados.
“Hemos estado muy bien. Estoy muy orgullosos de ellos. Necesitamos sólo estar unidos y preparados para la próxima semana”, dijo el seleccionador de los finalistas, Graham Henry, sobre la actitud de sus hombres y la perspectiva de la final contra los franceses.
A pesar de no contar con unos números perfectos, con cuatro fallos con el pie de Piri Weepu y uno de Cruden, el equipo local controló bien la situación y nunca llegó a verse en peligro de caer eliminado.
Dos penales de Weepu (minutos 12, 36), un try de Ma’a Nonu (6) y un drop de Cruden (22) pusieron al equipo con una ventaja de 14-6 al descanso.
En la segunda mitad, Weepu sumó dos penales más a su cuenta particular y puso el marcador en el 20-6 final.
Los Wallabies, que se toparon con una defensa infranqueable, tuvieron que contentarse con un penal sumado por James O’Connor (15) y un drop de Cooper.
El estadio de Auckland continúa siendo talismán para Nueva Zelanda, que no pierde allí desde 1994, mientras que Australia no ha conseguido ganar en ese escenario desde 1986, a pesar de que los enfrentamientos entre los dos grandes de Oceanía son relativamente frecuentes.
Nueva Zelanda se cobró además varias revanchas ante los australianos, que habían ganado en las dos confrontaciones previas entre ambos países en Mundiales (1991, 2003) y que este mismo año evitaron la coronación de los All Blacks en el Torneo de las Tres Naciones.
Francia y Nueva Zelanda se han enfrentado
en cinco ocasiones en Mundiales, con tres victorias para los segundos, la última de ellas en esta misma edición, en la fase de grupos, donde los anfitriones de la competición ganaron por un cómodo 37-17.
En el Mundial 2007, la anterior edición, se vieron en los cuartos de final y
la victoria cayó entonces del lado europeo, por 20-18, con lo que los neozelandeses están ante una ocasión de oro de cobrarse la revancha perfecta.