domingo, 25 de septiembre de 2011

LOS PUMAS: HUEVO HUEVO HUEVO





En un partido deslucido, mal jugado, sin brillo, cerrado, tenso y colmado de errores, Los Pumas consiguieron ante Escocia una victoria de esas que se van a recordar por un solo

motivo, una sola jugada y un solo jugador: Luca

s González Amorosino. Ayer, tras el 13-12 consumado, se dio un paso muy grande en procura del objetivo de pasar a la siguiente ronda, pero aún

resta un próximo partido ante Georgia, que habrá que ganar con bonus para

definir la suerte de los argentinos en la Copa del Mundo.

El partido arrancó al revés de lo previsto, con Escocia atacando y Argentina defendiendo, y así fueron los primeros cuarenta minutos. Todo lo que pretendían los argentinos —atac

ar— quedó relegado sólo a tacklear.

El equipo argentino, si bien es fuerte en ese aspecto, descuidó la pelota y se la entregó a los escoceses que mostraron un juego limitado, básico y sin luces, pero homogéneo.

Hubo tackle y recuperación por par

te de Los Pumas, pero ambos dilapidados,

porque cuando dispusieron de la pelota, no hubo ideas, no hubo argumentos ofensivos sostenibles -solo kicks al fondo, inocuos - o las típicas

arremetidas al choque, al bulto, con escaso o nulo provecho. Los backs no f

ueron herramienta de ataque, como se preveía. Claro, sin pelota, es imposible. Y con lluvia y viento sostenidos, también.

Además, como aderezo, Los Pumas volvieron a fallar en la patada a los palos. Se dilapidaron cuatro penales (factibles) y esos puntos no anotados afectaron mucho.

El equipo argentino se quedó, además, sin Fe

rnández Lobbe y poco antes del final de primer tiempo, también sin Roncero (ver aparte). Y no sólo eso, para colmo de males, Paterson empezó a ajustar la puntería y en cuatro minutos, cerca del final del primer tiempo

, puso el partido 6-3 a favor de los europeos. Justo por lo que se había visto hasta entonces, ya que Escocia había sido más.

Los segundos cuarenta minutos reflejaron más de lo mismo, pero con un juego mucho más táctico por parte de Escocia, que empezó a aprovechar y mucho el viento y la lluvia a favor. Paterson empezó a hacer de las suyas. Le entregó la pelota a Los Pumas, que cada vez que intentaban atacar se complicaban en enredos, poco entendimiento y deficiencias en la toma de decisiones. Todo conspiraba para que los argentinos no pudieran aprovechar las oportunidades que Escocia les daba. Claramente reinaba el desconcierto e iban aumentando los nervios porque el tiempo pasaba, Escocia anotaba con el pie, se escapaba a seis puntos arriba en el marcador cuando faltaban pocos minutos, que fueron pasando con una historia conocida de los últimos tiempos en Los Pumas: la falta de resolución y de contundencia.

Pero entre tanta paridad, entre tanto desorden, entre tanta abulia, apareció la

magia que estaba guardada en una caja, al costado de la cancha, que ya había aparecido ante Rumania, la magia de Lucas González Amorosino.

A siete minutos del final, producto de un try soberbio corriendo al costado del touch, a pura finta y quiebre de cintura, el ex hombre de Pucará (hoy en Montpellier) hizo la diferencia, porque aprovechó la que tuvo, porque se encargó de demostrar que la irreverencia y la desfachatez en el juego son las que aún hacen la diferencia y por eso, y nada más que por eso, Los Pumas obtuvieron una victoria muy importante. Tal vez no merecida ni justa, pero victoria al fin.

UNA COSA QUE EMPIEZA CON P...PUMAS

WELLINGTON.- El grito retumbó en todo el Wellington Regional Stadium. Marcelo Bosch pateó la pelota afuera, transcurría el minuto 83 de juego y la cancha explotó de emoción albiceleste bajo la

lluvia. Los Pumas acababan de vencer a Escocia en un final épico, que quedará guardado entre los más emocionantes del rugby argentino. Entonces, los 7000 compatriotas, que se hicieron sentir en esta ciudad, estallaron en un solo grito. "¡Es un sentimiento, no puedo parar!", cantaban. En ese instante, los jugadores se acercaron a ellos para retribuir el afecto y el esfuerzo por haber hecho más de 10.000 kilómetros para seguir al seleccionado en Nueva Zelanda. Hubo una suerte de vuelta olímpica y esos hombres, que acaban de conseguir una asombrosa remontada, empezaron a saltar delante de las tribunas para iniciar ese festejo que se extendió hasta bien entrada la madrugada, que siguió en el hotel con los jugadores y que hizo que Wellington se tiñera de pasión celeste y blanca en una jornada marcada por otra hazaña.

lluvia

Esos cuerpos se habían mojado por más de dos horas, pero poco importaba. Ya había

pasado más de media hora de finalizado el partido y en las afueras del estadio miles de argentinos no paraban de celebrar. "Un minuto de silencio, para Escocia que está muerto", entonaban. Agitaban las banderas, mientras la pintura caía derramada por sus caras por el agua que había impactado sobre sus rostros durante todo el encuentro. Hubo casi 27.000 personas en la cancha y el grupo albiceleste se hizo notar y hasta fue un sostén para los Pumas en los momentos en que no había respuestas en la cancha, algo que luego reconocieron los jugadores, que ponderaron el papel del público.

LAS VOCES GANADORAS

Santiago Phelan

"En el primer tiempo estuvimos imprecisos, pero creo que defendimos muy bien y a través de esa buena defensa pudimos neutralizar los ataques escoceses. Lo más importante fue la entrega en el final. Comprendimos que el partido tiene ochenta minutos y que no hay que bajar los brazos”

Felipe Contepomi

"Sabíamos de la importancia del resultado. Si perdíamos se terminaba todo y por ahí no pudimos plasmar en la cancha lo que entrenamos. Puede haber sido el clima, los nervios. Lo cierto es que es un mérito importante haber remontado un resultado desfavorable en los últimos”

Nicolás Vergallo

"No jugamos un buen partido pero con mucha actitud y yendo para adelante, lo pudimos ganar. Por la lluvia, el partido se hizo trabado y con mucho contacto físico. Nunca sentí perdido al encuentro ya que quedaba mucho tiempo y los escoceses no encontraban la manera de superarnos”






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