sábado, 4 de abril de 2015

Malvinas: los secretos que revelará la desclasificación de archivos

Tras el rechazo de la Corte a investigar los delitos cometidos en la guerra, los ex combatientes de La Plata elevarán un recurso ante la CIDH. Los documentos que presenta de manera exclusiva Tiempo Argentino son apenas algunos ejemplos de esas vejaciones.

La decisión del gobierno nacional de crear del Archivo Oral de las Memorias de Malvinas y la desclasificación de los documentos secretos sobre el conflicto bélico apuntan en una dirección:visibilizar "el error y el horror" de la guerra. Entre las aberraciones cometidas en el archipiélago austral se destacan las torturas, los vejámenes y asesinatos que la jefatura militar aplicó sobre su propia tropa en plena disputa armada y cuya investigación fue clausurada por la Corte Suprema de Justicia de la Nación, en una decisión sumamente polémica, el 19 de febrero pasado.
Tiempo Argentino tuvo acceso a algunas de las actas secretas que los conscriptos firmaron en junio de 1982 ante sus superiores, al regreso de las Islas, en las que reflejaron los maltratos denunciados: se trata de testimonios escondidos por las Fuerzas Armadas durante décadas y que podrían utilizarse para exigir la reapertura de la pesquisa ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos. Las víctimas esperan que la decisión que tomó la presidenta Cristina Fernández, en el marco del 33º aniversario del inicio de la guerra con el Reino Unido, favorezca la aparición de archivos similares.
Las torturas fueron sistemáticas. Eso se refleja en los diversos Regimientos en los que se registraron denuncias. Por caso, en la Compañía B del Regimiento de Infantería 3, un soldado(los nombres no se pondrán para preservar las identidades) escribió de puño y letra: "Una vez cazaron un cordero los suboficiales y a unos soldados les ordenaron cocinarlo. Uno de ellos fue y me dio un trozo de hígado. Y al enterarse de esto el subteniente Flores me estaqueó. Porque el cordero era para el personal de cuadros, sólo lo que sobraba era para los soldados. En otras ocasiones, nos pegaba y castigaba poniendo los pies en charcos de agua por espacio de una hora o una hora y media. Uno de ellos fue el cabo 1º Cancino quien también una vez me orinó en la espalda después de pegarme." Y resaltó lo que sufrió al padecer lo que se conoce como "pie de trinchera" (se trata de un edema doloroso en el pie que en algunos casos deriva en la amputación de las extremidades): "Cuando me comienzan a doler los pies se lo informé a mi jefe de grupo cabo 1º Fiochi y al jefe de sección subteniente Flores. Quienes me dijeron que era un mañoso y no me permitieron ir a la enfermería, pese a que cuando por las noches me quitaba los borceguíes a la mañana siguiente no me los podía poner. Me dijeron que no quitara el calzado así no tenía problemas para colocármelo. Recién el viernes 11 de junio del '82 por la temperatura que tenía me autorizó el subteniente Flores a concurrir a la enfermería cuando ya casi no podía caminar."

Otro integrante de la misma compañía también cargó contra Flores: "Cuando sentí las manos y pies congelados hablé con el subteniente Flores y le expliqué lo que ocurría, quien me dijo:'Soldadito de la Patria, si vos con tus pies y manos que tenés congelados querés ir a la enfermería, los demás heridos qué hacen.' Luego del acto dijo que hiciera lo que quiera. Luego volví a mi posición." En un apartado del interrogatorio agregó: "En una oportunidad faltaron raciones de combate. Preguntó quién las había tomado. Y no salió nadie. A raíz de esto nos hizo descalzar y meter los pies en el agua unos cinco minutos. Por otra cuestión nos obligó a pasar cinco días sin usar gorra u otros abrigos en la cabeza. A algunos compañeros los estaqueaba durante horas con el piso mojado. Durante diez días nos dejó sin postre ni galletitas a pesar de que la comida no era suficiente.".
En la Compañía B del Regimiento de Infantería 5 no corrieron mejor suerte. Un conscripto correntino fue internado por desnutrición. Al ser consultado en un interrogatorio básico sobre sus experiencias negativas, afirmó: "Estuve 15 días sin comer. Sólo un mate cocido amargo por las mañanas. El sargento Vega me ordenó que me levantara a tomar la sopa y por no poder hacerlo por mi debilidad me pegó una trompada." En la causa que la Corte desechó, y que había sido impulsada en primera y segunda instancia por la justicia federal, una de las 120 denuncias es por una muerte que se produjo por inanición. Es conocida la historia de los soldados que robaban comida de los depósitos donde los superiores tenían incautados los víveres que administraban según su antojo. Eso quedó reflejado en el expediente que se había abierto en 2007 en el juzgado federal de Río Grande (Tierra del Fuego), donde se habían individualizado 80 imputados.

Las denuncian que revelan estas actas son variopintas: "Me fueron disparados a menos de 150 metros tres disparos con pistola 9 mm. A mí y a mis compañeros. Posteriormente la misma persona me tomó del cuello, me derribó y comenzó a propinarme gran cantidad de trompadas, puntapiés e insultos rebajantes e irreproducibles."
Otro ex conscripto, del Regimiento 1 Patricios, denunció a la hora de escribir sus experiencias negativas: "El trato con oficiales y suboficiales era malísimo. Tanto el cabo 1º Schitane y el teniente Ferrer me pegaron tanto a mí como a mis compañeros. Me hicieron hacer cuerpo a tierra en el agua. Los fusiles NATO no estaban en buenas condiciones. A pesar de tener tres comidas diarias (desayuno, almuerzo y cena) era escasa y no satisfacía. Nos estaquearon y encima de eso nos cargaron e insultaron."
Las actas de recepción, algunas de las cuales Tiempo revela en este número, fueron escritas por los ex combatientes al regreso del conflicto bélico en Campo de Mayo adonde les impusieron el silencio: nada de lo vivido en el archipiélago debía trascender públicamente, les espetaron sus superiores. Según recuerdan protagonistas de aquellos sucesos, los formularios fueron entregados por oficiales de inteligencia.
El presidente de la Comisión Nacional de ex Combatientes e integrante del CECIM, Ernesto Alonso, afirmó a este diario: "Con la desclasificación de los archivos va a aparecer un sinnúmero de denuncias semejantes, una infinidad de pruebas que van a fundamentar aún más las denuncias que presentamos ante la justicia y que la Corte Suprema no analizó,reivindicando la doctrina de Punto Final." "Hubo un ocultamiento de pruebas. No se investigó en dictadura ni posteriormente", añadió.

Tras recibir la espalda por parte de la justicia argentina, el coordinador del equipo jurídico del CECIM-La Plata, Jerónimo Guerrero Iraola, explicó que elevarán un recurso ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos y que el material desclasificado es sumamente importante. El letrado dijo que harán el planteo "en el menor plazo posible", aunque resaltó que tienen seis meses desde que fueron notificados (el 20 de abril) para acudir a la CIDH.
"Denunciamos torturas y asesinatos. Entendemos que son crímenes de lesa humanidad. Allíplantearemos que el Estado argentino, a través del Poder Judicial, especialmente, la Corte Suprema de Justicia, nos impidió avanzar en la investigación. Simplemente pediremos que nos dejen investigar" indicó Guerrero Iraola. "Hoy tenemos 120 denuncias, pero sabemos que en la medida en que esto tome estado público van a ser muchas más. Hubo una práctica generalizada y sistemática", concluyó el abogado.
En este sentido, la titular de la Cámara de Casación Penal, María Laura Garrigós de Rébori, cuestionó ayer el fallo de la Corte que rechazó avanzar en la pesquisa: “Existieron enterramientos hasta la cabeza, paso de corriente eléctrica, falta de alimento como forma de castigo, que configuran múltiples vejámenes realizados a la intemperie y en medio de los bombardeos", explicó.
Por su parte, Antonela Di Vruno, directora nacional de gestión de fondos documentales del Archivo Nacional de la Memoria, quien trabajó en el archivo oral de Malvinas, afirmó a Tiempo: "Este archivo es una oportunidad y fortalece el relato de los ex combatientes que denuncian las torturas. La desclasificación de los documentos y el archivo son elementos que el estado pone a disposición para que la verdad salga a la luz y sea utilizada por la población y sirva para futuras presentaciones jurídicas. Acompañamos la voluntad de ir a la CIDH de los ex combatientes", señaló. Y dijo respecto del proyecto que esta apuntalando –y que cruza a seis ministerios–: "Generamos un lugar de escucha para que esta historia se mantenga viva. Este archivo busca romper el silencio que se impuso por años."


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