TRAS 4 FUMATAS NEGRAS HUMO BLANCO
Los 115 cardenales que votarán al sucesor de Benedicto XVI están desde la mañana del martes en la capilla Sixtina, donde están encerrados en el cónclave que elegirá al 266 Papa de la historia de la Iglesia Católica. Los cardenales entraron en la Sixtina a las 16.30 hora local (15.30 gmt), tras reunirse un cuarto de hora antes en la cercana capilla Paulina para una oración inicial, tras la cual el purpurado que preside el rito, el cardenal Giovanni Battista Re, les recordó en latín, lengua en la que se desarrolla el ritual, que están allí para elegir al Sumo Pontífice.
Desde la capilla Paulina comenzó la procesión, que atravesó la Sala Regia para llegar hasta la colindante Sixtina. Una cruz abrió la procesión, seguida de la Capilla Musical Pontificia, algunos prelados, los ceremonieros, el secretario del colegio cardenalicio, Lorenzo Baldisseri; el vicecamarlengo, Pier Luigi Celata, y el cardenal octogenario maltés Prosper Grech, encargado de pronunciar la última meditación antes del voto, y el Maestro de las Celebraciones Pontificia, Guido Marini.
Era la imagen más esperada y, por fin, el miércoles 13 de marzo llegó. El argentino Jorge Mario Bergoglio se convertía en papa y en el primer latinoamericano que lo conseguía a sus 76 años.
El 266 papa de la Iglesia Católica se presentó ante los fieles con estas palabras sobre los cardenales que le habían votado: "Hermanos y hermanas, buenas tardes. Sabéis que el deber de un cónclave es dar un obispo a Roma y parece que mis hermanos cardenales han ido a buscarlo casi al fin del mundo, pero estamos aquí". Bergoglio ha elegido el nombre de Francisco, el primero en toda la historia.
La mayoría de la gente se sorprendió de la elección de los cardenales al designar a Jorge Mario Bergoglio como papa, pero él fue el primer soprendido. Lo que más se está destacando es la normalidad del nuevo pontífice; ejemplos como que sigue pagando sus cuentas y no le gusta usar el coche oficial, ha reusado a hacerlo en las primeras horas de su pontificado. No ha querido marcharse de la Casa Internacional del Clero, donde ha residido durante su estancia en Roma, sin pagar la factura.
Además ha hecho una llamada de atención a los argentinos que tenían pensado acudir a Roma al acto de entronación y les ha pedido que no lo hagan y que destinen ese dinero a ayudar a los más necesitados. Toda una declaración de intenciones desde el primer minuto de mandato. Algunos han querido ver en estas palabras un aviso hacia la presidenta argentina Cristina Fernández -con quien mantiene una tensa relación- que ha anunciado que irá al Vaticano con representantes de Parlamento, Iglesia y Justicia.
Su sobriedad y estilo cercano a la gente ya se dejó ver desde el primer momento en el balcón de la Plaza de San Pedro, cuando se vistió con una sotana blanca y una cruz de plata como único elemento decorativo.
Los 115 cardenales que votarán al sucesor de Benedicto XVI están desde la mañana del martes en la capilla Sixtina, donde están encerrados en el cónclave que elegirá al 266 Papa de la historia de la Iglesia Católica. Los cardenales entraron en la Sixtina a las 16.30 hora local (15.30 gmt), tras reunirse un cuarto de hora antes en la cercana capilla Paulina para una oración inicial, tras la cual el purpurado que preside el rito, el cardenal Giovanni Battista Re, les recordó en latín, lengua en la que se desarrolla el ritual, que están allí para elegir al Sumo Pontífice.
Desde la capilla Paulina comenzó la procesión, que atravesó la Sala Regia para llegar hasta la colindante Sixtina. Una cruz abrió la procesión, seguida de la Capilla Musical Pontificia, algunos prelados, los ceremonieros, el secretario del colegio cardenalicio, Lorenzo Baldisseri; el vicecamarlengo, Pier Luigi Celata, y el cardenal octogenario maltés Prosper Grech, encargado de pronunciar la última meditación antes del voto, y el Maestro de las Celebraciones Pontificia, Guido Marini.
EL PAPA FRANCISCO
Era la imagen más esperada y, por fin, el miércoles 13 de marzo llegó. El argentino Jorge Mario Bergoglio se convertía en papa y en el primer latinoamericano que lo conseguía a sus 76 años.
El 266 papa de la Iglesia Católica se presentó ante los fieles con estas palabras sobre los cardenales que le habían votado: "Hermanos y hermanas, buenas tardes. Sabéis que el deber de un cónclave es dar un obispo a Roma y parece que mis hermanos cardenales han ido a buscarlo casi al fin del mundo, pero estamos aquí". Bergoglio ha elegido el nombre de Francisco, el primero en toda la historia.
Las austeras y normales costumbres del papa Francisco I
La mayoría de la gente se sorprendió de la elección de los cardenales al designar a Jorge Mario Bergoglio como papa, pero él fue el primer soprendido. Lo que más se está destacando es la normalidad del nuevo pontífice; ejemplos como que sigue pagando sus cuentas y no le gusta usar el coche oficial, ha reusado a hacerlo en las primeras horas de su pontificado. No ha querido marcharse de la Casa Internacional del Clero, donde ha residido durante su estancia en Roma, sin pagar la factura.
Además ha hecho una llamada de atención a los argentinos que tenían pensado acudir a Roma al acto de entronación y les ha pedido que no lo hagan y que destinen ese dinero a ayudar a los más necesitados. Toda una declaración de intenciones desde el primer minuto de mandato. Algunos han querido ver en estas palabras un aviso hacia la presidenta argentina Cristina Fernández -con quien mantiene una tensa relación- que ha anunciado que irá al Vaticano con representantes de Parlamento, Iglesia y Justicia.
Su sobriedad y estilo cercano a la gente ya se dejó ver desde el primer momento en el balcón de la Plaza de San Pedro, cuando se vistió con una sotana blanca y una cruz de plata como único elemento decorativo.
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