lunes, 29 de septiembre de 2008

Tucumán, sede del Congreso de Cultura



En pocas semanas Tucumán volverá a ser sede de un importante acontecimiento en el ámbito nacional. Entre el 16 y el 19 de octubre se realizará el Segundo Congreso Argentino de Cultura, en el que participarán alrededor de 4.000 asistentes, entre disertantes e inscriptos, según anticipó el Ente Cultural.
El secretario de Cultura de la Nación anunció que el eje del encuentro pasará por la gestión cultural y no por la cultura entendida como “bellas artes”. El funcionario expresó que el encuentro no será un congreso de intelectuales, o de filósofos, o de artistas, sino que se discutirá acerca de cómo se diseña, cómo se opera sobre esta entidad tan inasible en sus límites, que es la cultura. De acuerdo con su opinión, hay una vieja acepción de la cultura que es la que la asimila a las bellas artes; pero la cultura las incorpora como un término absolutamente fundamental, en la intención de promover el acceso del pueblo al campo de las bellas artes y de impulsar la creatividad del pueblo mismo.
Algunos de los temas que se abordarán en las mesas panel brindan un perfil de los que será el Congreso: “La cultura como generadora directa e indirecta de recursos económicos y puestos de trabajo. La relación entre la importancia creciente de la dimensión económica de la cultura y la simbolización de los procesos económicos como características de la sociedad del conocimiento. Los nuevos perfiles laborales y la actualización de las políticas culturales”, “Diversidad cultural. Las diferencias culturales y la igualdad de derechos”, “El arte como herramienta de transformación social y desarrollo”, “El papel de la cultura en los proyectos de desarrollo local. Las principales orientaciones de las políticas culturales y en materia de comunicación social para potenciar el desarrollo de las comunidades”. La primera edición del Congreso se realizó en Mar del Plata en 2006. En sus conclusiones se expresó la voluntad de convocar a la formación de un equipo político-técnico para la elaboración de un Plan Estratégico Nacional de la Cultura que incluyera el financiamiento, la organización institucional y la legislación, sistematizando las discusiones que se dieran en el ámbito nacional, provincial y municipal. A tal efecto se utilizaría como base la publicación de ponencias y textos con conclusiones emanadas de ese Congreso. Se dejaba asentada la aspiración de que ese plan estuviera elaborado en un plazo no superior al año. Finalmente, se propició la construcción de un Sistema Nacional de Información Cultural que la recopilara, sistematizara y difundiera.
Creemos que sería oportuno, en esta nueva edición, que se hiciera previamente una evaluación de lo actuado durante el transcurso de los dos años que transcurrieron desde el primer encuentro. Hace ya tiempo, la Unesco recomendó a los países que se destine por lo menos el 1% del presupuesto a la cultura; la Argentina le otorga al área apenas el 0,24 %, de lo que se deduce que esta decisión está atada a la voluntad política y a la cultura de la clase dirigente.
Dada la jerarquía de algunos de los panelistas que participarán (escritores, músicos, periodistas, docentes, economistas, historiadores, cineastas, etcétera), seguramente surgirán de los debates numerosas ideas fuerza que deberían plasmarse en programas de acción, más allá de quedar registradas en una ocasional publicación. Una de las grandes dificultades de los argentinos es justamente pasar del campo de las ideas a la práctica. Sería auspicioso, desde todo punto de vista, que este Congreso fuera un aporte importante para el diseño y la aplicación de una política verdaderamente federal e integradora y que no se quedara en expresiones de deseo.

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